En la era de la comunicación, dónde estamos a un click de contactar con alguien en cualquier momento, parece que conectamos menos que nunca. Los datos sobre soledad no deseada y sus efectos nocivos son abrumadores.
La sociedad americana de Psicología (APA) advierte de que la soledad no deseada se convertirá en el primer factor de riesgo para la salud física y psicológica en las sociedades occidentales, por delante de la obesidad o el tabaquismo.
Los preocupantes datos recogidos por el gobierno británico respecto a la soledad que sufren sus ciudadanos han conducido a la creación del primer “Ministerio de la Soledad”.
No debería sorprendernos, por lo tanto, que esta falta de conexión con los demás se extienda también a nuestros lugares de trabajo.

Es sorprendente que en espacios de trabajo cada vez más conectados y expansivos, las personas se sientan más solas y aisladas que nunca.
La tecnología ha reemplazado la interacción humana, nuevas herramientas organizativas permiten que sepamos que están haciendo nuestros compañeros de equipo de forma virtual sin tener que cruzar una palabra con ellos.
Trabajar desde casa se está convirtiendo en una opción cada vez más valorada porque permite conciliar con la familia cuando la carga y exigencia del trabajo parece ser cada vez mayor. Ahora asociamos optimizar nuestro tiempo con no salir a comer o no dedicar unos minutos a charlar en la sala de café.
El ex cirujano general de los Estados Unidos, Dr. Vivek H. Murthy, advierte en una reciente publicación en Harvard Business Review, que el sentimiento de soledad en el lugar de trabajo es cada vez mayor y que está asociada con reducciones en el rendimiento, limitaciones en la creatividad y afectación de otros aspectos de la función ejecutiva, como la toma de decisiones.
Los expertos coinciden en que la soledad no deseada es difícil de abordar, las peculiaridades personales y las diferentes situaciones a las que cada persona se enfrenta crean ecosistemas únicos, pero todos están de acuerdo en que las personas necesitan personas que les escuchen, que lejos de juzgar u opinar simplemente les comprendan y llenen ese espacio que en muchas ocasiones, aún lleno de personas, está vacío de acompañamiento.
Seguiremos abordando y profundizando en este asunto en próximas publicaciones.
Contarle a un compañero como fue tu fin de semana, hablar del tiempo en el ascensor con los de la última planta, o salir a comer con el equipo de trabajo son actitudes que te recomendamos que pongas en práctica.

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Con el proyecto Hablam deseamos contribuir, muy especialmente en el entorno sociolaboral, a que todas las personas tengan la oportunidad de desarrollar relaciones significativas, duraderas y de calidad.

La soledad, el aislamiento, la falta de conexión en las grandes organizaciones, el miedo, la timidez, la desconfianza, la automatización…Son situaciones que afectan gravemente a la calidad de vida, bienestar y productividad de millones de personas en todo el mundo.
Cuanta razón, en mi entorno tengo dos casos de soledad laboral: una persona a la q han cambiado de proyecto y equipo, y que no tiene con quien comer o tomarse un descanso en sus horas laborales, y otra chica con una personalidad complicada que piensa que nadie la valora y siente q ningún compañero le aprecia por competitividad o no sabe porquè. Son casos diferentes pero ambas se sienten solas y el echo de ir a la oficina se les hace un mundo (negativamente)
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