Muchas personas reconocen que les da miedo hablar con desconocidos. Pero su prudencia y reservas, con el paso del tiempo, les generan un sentimiento o situación de soledad y aislamiento social. Esta situación, en determinadas circunstancias, puede conducir a un problema psicológico grave que dificulta notablemente la vida.
El miedo es un mecanismo innato de supervivencia muy útil para salvarnos de peligros y amenazas, pero tiene una doble cara también peligrosa. Puede llegar a dificultar o bloquear en exceso la necesidad que tenemos de confiar y relacionarnos con otras personas.